Legañas en los ojos, frescas, aliento espeso y pesado y lo único que te apetece es un cola-cao bien calentito, con sus grumos, su fondo chocolateado y ese dulzor característico.
Lo ves dar vueltas dentro del microondas y sientes como la baba se te desliza por la comisura de la boca, y empiezas a notar un aliento fétido procedente de tu boca. La cierras. Coges la taza con las dos manos. Te quemas. La sueltas. Se derrama parte de la bebida. La vuelves a agarrar, esta vez con más cuidado. Y te la llevas a la boca. Con ansia. Tragas una vez y su dulzor característico te posee. Empujas la taza. Bebes de golpe y tu camiseta recién planchada de repente parece de otro color.
¡Maldito ansia!

me ha alegrado mucho conocer tu blog, creo que las cosas mas insignificantes de la vida (como el titulo de tu blog) son las mas preciosas!
ResponderEliminarbesitos